jueves, 19 de noviembre de 2015

Aplicaciones móviles en el aula



Uno de los desafíos más importantes que podemos encontrar los docentes en nuestra labor diaria es el de integrar adecuadamente las tecnologías que, hoy por hoy, se han convertido en un elemento indispensable en la vida de nuestros alumnos.  Me refiero, por supuesto, al uso de los smartphones o teléfonos inteligentes que una gran mayoría poseen y usan frecuentemente y con total normalidad.
Existen múltiples ventajas y retos en el uso de esta tecnología en las aulas, si bien es cierto que la controversia está llevando a que, por ejemplo la Xunta de Galicia impulse una norma para prohibir usar el móvil en las escuelas o que la Generalitat catalana potencie el uso del móvil en las aulas como elemento pedagógico.

Expertos en educación como Dolors Reig sostienen que: Los móviles (‘smartphones’) se han convertido en un instrumento fundamental para el ‘cyborg’ (ser humano aumentado) de nuestros tiempos. Eliminarlos en el aula resulta artificial y contraproducente desde el punto de vista de que perdemos la oportunidad de orientar su uso con fines educativos o incluso de autocontrol de la propia conectividad. Resulta absurdo, además, cuando los usos lúdicos que pretendemos evitar pueden realizarse en ordenadores o ‘tablets’ que a veces sí permitimos. Las tendencias tecnológicas avanzan hacia ‘smartphones’ de pantalla cada vez más grande, así que pueden resultar incluso herramientas para tomar apuntes, consultar temas, etc.”

Desde mi punto de vista y basándome en mi experiencia con las nuevas tecnologías, creo que el móvil, como cualquier otro elemento pedagógico, puede ser positivo o negativo según las necesidades del alumnado, profesorado, los objetivos de aprendizaje, las actividades a realizar, etc.

Con todo, es importante que tengamos en cuenta que podemos aprovechar parte de las ventajas del uso de los smartphones que muchos menores poseen también fuera del aula, es decir, como docentes podemos realizar actividades a través del móvil recomendando acciones, actividades o aplicaciones. Además, siempre será preferible educar antes que prohibir.

Mi intención con este primer post es reflexionar sobre la utilidad de este aparato, que no deja de ser una herramienta y, como tal, susceptible de un uso apropiado y presentar en sucesivos posts algunas aplicaciones que ya he tenido ocasión de testear en el aula

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