sábado, 28 de marzo de 2015

EN MEMORIA DE ENRIQUETA BÁEZ RAMÍREZ

El pasado 18 de marzo falleció a los noventa años de edad Enriqueta Báez Ramírez, una mujer excepcional. Nació en Cádiz en 1924, aunque su familia pronto se trasladó a vivir a Barcelona. Allí pasó su infancia y le tocó vivir momentos muy duros, hasta tener que tomar el camino del exilio de España en 1939. Finalmente, con 14 años, embarcó en el buque “Mexique” camino de México, país de acogida de toda su familia: padre, madre y dos hermanos. Allí empezaron de nuevo. Más avatares y viajes de ida y vuelta entre México y España, hasta recalar primero en Cádiz y después en Jerez, ciudades donde ha residido estos últimos años. Toda una vida plena de integridad y dignidad.
En este último periodo, concretamente entre septiembre de 2013 y noviembre de 2014, un grupo de alumnos y profesores del IES LAGUNA DE TOLLÓN compartimos con ella momentos entrañables gracias al proyecto que pusimos en marcha, y que culminó con la presentación de un trabajo al concurso internacional EUSTORY. 
El título, “Enriqueta Báez, una vida entre México y España”; el objetivo inmediato, que nuestros alumnos investigaran los principales acontecimientos de la historia reciente de ambos países, siguiendo el hilo conductor de la vida de nuestra protagonista (de alguna forma, ella sería nuestra guía en ese paseo por la historia); el objetivo más importante, rendir un modesto homenaje a una gran mujer.

Siempre que se nos va alguien muy querido, nos parece de alguna manera que su marcha es demasiado repentina y difícil de aceptar. Y así nos ha dejado a quienes la conocíamos: aturdidos y sin respuesta. Porque Enriqueta trasmitía una fortaleza y una energía vital que no nos permitía pensar que algún día pudiera faltar.
Pero Enriqueta no se ha ido del todo: nos quedan sus palabras en conversaciones siempre amenas, sus vivencias excepcionales, sus historias, sus cartas redactadas primorosamente, su inteligente sentido del humor adornado de fina ironía, su condición de lectora voraz y de amante del cine, su extraordinaria cultura autodidacta, su sensibilidad hacia los que sufrían, su generosidad, sus convicciones políticas, su sonrisa siempre amable y, en fin, su forma de vivir siempre con dignidad.
Gracias a todos los que han mostrado su pesar y sienten su marcha, familiares, amigos, compañeros de residencia, profesores, alumnos, miembros de la comunidad educativa, personas de aquí o de más allá del mar que tantas veces cruzó y que, finalmente, la ha acogido en su seno, junto a la ciudad que la vio nacer.
Descanse en paz Enriqueta, a quien tanto queríamos.


3 comentarios:

Yolanda Jiménez dijo...

Que ella descanse en paz. Nosotros la recordaremos siempre y le agradecemos el contarnos la experiencia de su vida y su historia, que es la historia de nuestro país y de muchas de sus gentes. Le agradecemos su eterna sonrisa, su amabilidad y su sabiduría,
A ti, Javier, te agradecemos el presentárnosla y el haber orquestado ese maravilloso trabajo en el que nuestros alumnos pudieron aprender tanto y sentirse parte de la Historia (con mayúsculas).
Poco consuelo hay ante la pérdida de los que queremos, pero si hay alguno, el abrazo de los amigos consiguen paliar algo el dolor. Nuestro sincero abrazo para ti y para tu familia, amigo.

Alfonso dijo...

No lo podría expresar mejor que Yolanda, así que, humildemente, me permito suscribir punto por punto sus palabras. Un abrazo a mi querido Javier (que tanto la quiere) y a su familia. Siempre estaremos vivos mientras quede alguien que se acuerde de nosotros. Ella permanecerá viva mucho tiempo... además, su vida está escrita y premiada. Bonito premio a una vida.

"manolobpinc." dijo...

Manuel Báez Pérez// La tía Queta, 12 años mayor que Manolo (1932) , 6 más que Pepé. Cuatro sobrinos: A, L, Migué y yo. Me cuentan que te aterraba la bomba; alguien te prestó la bici a Francia.
Mientras, mi abuelo, tío y mi Pá hacían América y conseguían autos, como aquel Barracuda. Vivían en Anzures con María, Rosa... y con Lupe, mi Má, que era 16 años menor (1948). La INDIARON en susurros y llorando fue a contar a Pá, que las dejo.
Pepé, en desgracia, se fue a vivir con ellas: cuando se dieron cuenta, Pá y el abuelo mantenían a toda su prole...el abu y Pá nos disfrutaron: sangre, gaditana y mexicana; lo demás se disculpa poniendo dinero en el buró.
Nunca te probé un desayuno hecho en mi cocina...nos hiciste -el favor- de llevarnos al cine, no te gustaban los niños. Murieron todos y te piraste a España, heredandonos en vida, dolares, unas pistolas oxidadas. Sé que te cuidaron bien, [Gracias]...pero tenías MUY mala uva y Dios -quien te guarda- te lo haya perdonado...3-7-20 MBP