martes, 26 de noviembre de 2013

Los recreos musicales (programa emitido el jueves 21 de noviembre)

En la víspera de la festividad de Santa Cecilia, patrona de la Música (22 de noviembre) tres compositores ocuparon nuestro espacio de “Los recreos musicales”: Richard Wagner(1813-1883), Antonio Vivaldi(1678-1741) y Jacques Offenbach (1819-1880). Las obras que pudimos escuchar en el programa emitido la semana pasada fueron las siguientes:

El Preludio de “Los maestros cantores de Nuremberg”
La Cabalgata de las Valquirias de “La Valquiria”
El invierno de “Las cuatro estaciones”
El Can can de “Orfeo en los infiernos”

Richard Wagner es un pilar fundamental en el repertorio operístico. Se celebra este año los 200 años  del nacimiento de este personaje tan discutido, mezcla de filósofo, poeta, revolucionario, músico, burgués, batallador e idealista. Además de compositor, él mismo asumió el libreto y la escenografía de sus óperas. Transformó el pensamiento musical a través de la “obra de arte total”, como síntesis de todas las artes (poesía, música, danza y arquitectura). El empleo de la melodía infinita es uno de sus rasgos más característicos.

“Los maestros cantores de Núremberg “es una ópera en tres actos, la única comedia entre sus obras de madurez.La historia gira alrededor de una asociación de poetas y músicos aficionados, maestros artesanos en sus profesiones. Es una obra basada en un tiempo y espacio bien definido históricamente más que en un ambiente mítico o legendario.

“La valquiria” es la segunda de las óperas de la tetralogía “El Anillo de los Nibelungos”.Segun la mitología nórdica, las valquirias son las hijas del dios Wotan y la madre tierra, la diosa Erda, concebidas como doncellas guerreras para defender el Olimpo germánico, el Walhalla, del acecho de los Nibelungos y recoger las almas de los héroes muertos en batalla para llevarlos a su descanso eterno en el Walhalla.

“El invierno “ de “Las cuatros estaciones “ de Antonio Vivaldi es uno de los ejemplos más famosos de las imitaciones de la naturaleza :las figuras rápidas que toca la orquesta evoca el temblor y los escalofríos que sentimos en los días de invierno; los acordes disonantes muestran la caída de la nieve y el frío del invierno; el pizzicato de los violines imitan el sonido de la lluvia y el goteo del agua sobre los tejados; las escalas y arpegios descendentes nos muestran el viento nórdico...

El “Can Can” de “Orfeo en los infiernos” de Jacques Offenbach impresionó a París el 21 de octubre de 1858.El origen del término se refiere a una disputa que en el siglo XVI animaba a los ambientes intelectuales parisinos. La polémica  giraba en torno a la dicción correcta de la expresión latina “quam quam”; desde entonces, el término se utilizó para designar una discusión violenta y, por extensión, para designar también al baile. El “Can Can” era ya famoso a finales del siglo XVIII cuando se bailaba en locales de dudosa reputación.

Nos acompañaron a los comentarios de las obras citadas los alumnos Yolanda de la Cruz y Violeta García de 1º ESO C.



Chana López

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