jueves, 15 de noviembre de 2012

“Salus per aquam”: de los “balnea” y “thermae”romanas, al hamman árabe y los spas actuales.



En el programa de hoy jueves vamos a hablar de la hidroterapia en la antigua Roma y de la  labor que cumplían las termas en la sociedad de la época. Las termas no solo tenían una función higiénica, sino que también servían para hacer gimnasia en la “palaestra” y para fomentar las relaciones sociales y culturales. Podían disponer de bibliotecas, tabernas o tiendas en donde vendían bebida y comida, y de una cuidada decoración a base de frescos, mosaicos y esculturas.
El uso de las termas se generalizó en el mundo romano a partir del siglo I a. C., cuando se descubrió un sistema que permitía calentar y distribuir el aire caliente gracias al ingeniero Cayo Sergio Orata.  
Las sesiones de hidroterapia se iniciaban en el “caldarium”, la sala de baño caliente, equipada con el “alveus” (una especie de bañera en donde se hacían baños de asiento o de inmersión), y con el “labrum”, una fuente de agua fresca. Después del baño de agua caliente se pasaba al “tepidarium”, que era la sala con agua tibia, en donde también se podían recibir masajes. Finalmente se acababa la sesión con un baño de inmersión en agua fría, el “frigidarium”. También había una sala para baños de vapor, denominada “laconicum”. Los ciudadanos romanos llevaban a las termas todos los materiales necesarios para su higiene, como aceites, estrígilos o lienzos para secarse, los cuales quedaban al cuidado de sus esclavos en el vestíbulo  o “apodyterium”.
Los hombres y mujeres no podían mezclarse, así pues o tenían termas distintas o bien horarios diferentes (las mujeres por la mañana y los hombres por la tarde).
Restos arqueológicos de las famosas Termas de Caracalla. 
Fue tal la importancia de las termas en el mundo romano que los emperadores rivalizaban en la construcción de estos edificios con el objeto de ganar el favor del pueblo. Así son famosas las termas de Nerón (65 d. C.), Tito (81 d. C.), Domiciano (95 d. C.), Cómodo (185 d. C.), Caracalla (217 d.C.), Diocleciano (305 d. C.) o Constantino (315 d. C.)

Termas romanas de Caldes de Montbui, Cataluña.
El papel social y medicinal de las termas se ha mantenido durante toda la historia hasta nuestros días y su uso fue difundido por  los romanos en todos los territorios del Imperio. De hecho, muchos de los enclaves termales romanos se siguen hoy en día explotando como es el caso de las termas de Caldes de Montbui en Cataluña, el Balneario de Alange en Badajoz o las de Arnedillo en la Rioja; y los  “hammam” (baños árabes o baños turcos) y los spas actuales, con sus diferencias obviamente, no son sino una prolongación de la práctica de la hidroterapia romana.
Terminamos el programa con una puntualización sobre los balnearios y termas: si las termas públicas o privadas romanas normalmente utilizaban el agua corriente y un complejo sistema para calentarlas; los balnearios, poseían aguas con cualidades curativas y no necesitaban el proceso de calentamiento, pues la misma tierra actuaba como “hypocaustum”, de tal manera que el agua no perdía sus propiedades. A ello hay que unir la creencia de los romanos en las divinidades que moraban los manantiales y que ayudaban también en los procesos curativos.  
(cfr.  Díez de Velasco, P.: Balnearios y dioses de las aguas termales en Galicia romanahttp://fradive.webs.ull.es/artic/balngalicia.pdf)

Actualmente se han puesto muy de moda los “hammam”, los balnearios y los spas dentro de los circuitos turísticos basados en la salud y el relax. Así que si queréis tener una experiencia muy similar a la que tenían los romanos, ya sabéis acudid a uno de estos sitios y disfrutaréis de lo lindo.

Esperamos que os haya gustado la sección.
Hasta la semana que viene en la sección Carpe diem
Bibliografía.
Para los amantes de la historia dejo un estupendo artículo que he tenido la suerte de encontrar navegando por internet: Díez de Velasco, P.: Balnearios y dioses de las aguas termales en Galicia romanahttp://fradive.webs.ull.es/artic/balngalicia.pdf

Pont Gallego, Conxa; Pellicer Mor, Jose Luis; Marco Gasco, Rosario, (aut.): Manual de Latín de 4º de ESO, Santillana, 2008

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