jueves, 22 de noviembre de 2012

Jueves de cine


Jueves de Cine comienza hoy con el estreno Crepúsculo: Amanecer (2ª parte)”, oficialmente la última de la saga (por ahora). Un dato para empezar: el pasado fin de semana, en su estreno en España, ha batido todos los records de taquilla. En cuanto a su calidad, al menos está mejor realizada que la anterior (que era muy floja). Con todos sus protagonistas habituales, la película es menos pastelosa que la primera parte. En palabras del crítico Joaquín R. Fernández (labutaca.com), “Por suerte, la película no es tan melosa como su antecesora e incluso se puede ver sin provocarnos sopor. Contentará a los seguidores de la saga y algunos de sus pasajes entretendrán a los que no lo son. Fallidos efectos especiales”. En definitiva, recomendable para los incondicionales de CREPÚSCULO, entretenidilla para los demás. Por cierto, os recordamos que tenemos a vuestra disposición en la biblioteca del Instituto varias de las novelas de la saga. Calificación: 5/10. No recomendada para menores de 12 años.

Nuestra segunda propuesta de hoy es la película de ciencia-ficción y catástrofes apocalípticas FIN”. Me interesa hablaros de ella por dos motivos. En primer lugar, porque este argumento (los protas son supervivientes en un mundo donde los seres humanos se han extinguido repentinamente porque algo horrible, y desconocido en principio, ha sucedido) ya ha sido tratado varias veces en el cine, y tengo muy buen recuerdo de las versiones anteriores: recordaréis la reciente “SOY LEYENDA” (2007), protagonizada por el eficiente Will Smith, con sus impresionantes imágenes de un Nueva York desierto (de seres humanos); sin embargo, no puedo olvidarme de “EL ÚTIMO HOMBRE VIVO” (1971), dirigida por Boris Sagal y protagonizada por Charlton Heston, o de la original anterior italiana, “El último hombre sobre la Tierra” (1964), todas con guion basado en la inquietante novela “Soy Leyenda”, de Richard Matheson. En segundo lugar, porque se agradece que la industria española explore de vez en cuando géneros en los que se prodiga muy poco. En cuanto a FIN, correctamente protagonizada (con una estupenda, como siempre, Maribel Verdú), mantiene el interés aunque decae en algunos momentos. Sin embargo, es un digno intento de ofrecer una nueva versión de este tema apocalíptico, con todas sus connotaciones filosóficas. Calificación: 5/10.


El último hombre sobre la tierra, 1964


Como siempre, continuamos con la sección dedicada a los grandes compositores de la historia del cine; en esta ocasión, tenemos a John Williams, autor de una interminable lista de temas que seguro os son conocidos. El recuerdo de películas como “Tiburón”, “Supermán”, “La Guerra de las Galaxias”, “E.T., el extraterrestre”, “El imperio del sol”, “La lista de Shindler” o “Salvar al soldado Ryan”, entre otras muchas, no sería el mismo si no fuera por sus extraordinarios fondos musicales. Todas estas bandas sonoras, entre otras muchas (más de 100), jalonan la carrera de este músico, con cinco premios Óscar en su larguísima trayectoria profesional. Williams nació en 1932 en EE.UU. y desde niño recibió la influencia de un padre inmerso en el mundo del jazz (fue percusionista en un conocido quinteto); a los siete años ya estudiaba piano y, de hecho, trabajó más tarde durante varios años como pianista en varios clubes de Nueva York, tras realizar estudios musicales en la Escuela Juilliard. Después, de orquestador con compositores como Bernard Herrmann, Morris Stoloff, Adolph Deutsch, Miklós Rózsa, Alfred Newman y Franz Waxman. Antes de convertirse en un reconocido compositor, también  trabajó como pianista para Jerry Goldsmith, Elmer Bernstein y Henry Mancini en la grabación de algunas de sus bandas sonoras (por ejemplo, intervino en “Días de vino y rosas” y en “Charada”). Todo ello sin entrar en su faceta de director de orquesta (fue durante muchos años el de la Boston Pops). Quizás ese impresionante recorrido explique en parte su versatilidad para componer jazz, música para piano o sinfónica; se le ha definido como “neorromántico”, en la línea de autores alemanes como Wagner o Steiner. De hecho, como ocurría con estos últimos, uno de sus recursos más característico es la utilización de un leit-motiv, que suele aparecer en buena parte de sus obras, y termina siendo un elemento consustancial a ciertos personajes u objetos característicos (¿quién no asocia la “Marcha imperial” de “El Imperio contraataca” con el villano galáctico Darth Vader?). Por todo ello, os recomendamos recordar algunos de estos temas inolvidables de la música del cine y, si tenéis algo más de tiempo, disfrutad en su integridad alguna de estas preciosas bandas sonoras.


Javier Tinoco

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