martes, 21 de febrero de 2012

Un paseo por la historia de las matemáticas: El ocaso de la matemática griega



Aunque la civilización greco-alejandrina perduró hasta el año 640 d. C., en el que finalmente fue destruido por los mahometanos, es evidente que, a causa de su productividad decreciente, la civilización había entrado ya en un declive durante los primeros siglos de la era cristiana. Los griegos alcanzaron grandes metas, y la continuación de la matemática, cuando fue retomada por los europeos tras pequeñas incursiones a cargo de hindúes y árabes, estuvo tan completamente determinada por el legado de los griegos que es importante tener claro dónde se sitúa su matemática.




Comenzando aproximadamente con el principio de la era cristiana, la vitalidad de la actividad matemática griega declinó rápidamente. Las únicas contribuciones importantes de la nueva era fueron las de Ptolomeo y Diofanto. Los grandes comentaristas Pappus y Proclo merecen también la atención, pero en realidad son los que cierran la lista. El declive de esta civilización, que durante cinco o seis siglos aportó contribuciones que sobrepasaban en gran medida, tanto en extensión como en brillantez, las de cualquier otra, requiere una explicación.

Desgraciadamente, los matemáticos están sujetos a los designios de la historia. Basta con familiarizarse con los hechos más superficiales de la historia política de Alejandría para darse cuenta de que no sólo las matemáticas, sino cualquier tipo de actividad cultural, estaban destinadas a sufrir. Mientras la civilización greco-alejandrina estuvo gobernada por los Ptolomeos, floreció. El primer desastre fue el advenimiento de los romanos, cuyo único papel en la historia de las matemáticas fue el de agentes de destrucción.

Desde el punto de vista de la historia de las matemáticas, la aparición del cristianismo tuvo consecuencias poco afortunadas. Pese que a los jefes cristianos adoptaron varios mitos y costumbres griegas y orientales con la intención de hacer el cristianismo más aceptable a los conversos, se opusieron a las enseñanzas paganas y ridiculizaron las matemáticas, la astronomía y la física; se prohibió a los cristianos contaminarse con las enseñanzas griegas. A pesar de la persecución cruel de que fueron objeto por parte de los romanos, el cristianismo se difundió y llegó a tener tal importancia que el emperador Constantino se vio obligado a adoptarlo como la religión oficial del Imperio Romano. Así, los cristianos fueron capaces de llevar a cabo una mayor destrucción de la cultura griega.

El emperador Teodosio proscribió las religiones paganas y, en 392, dio la orden de que los templos griegos fueran destruidos. Muchos de ellos fueron convertidos en iglesias, a pesar de que a menudo estaban adornados todavía con esculturas griegas. Los paganos fueron atacados y asesinados por todo el Imperio. El destino de Hipatia, una matemática alejandrina de relevancia, e hija de Teón de Alejandría, simboliza el fin de la era. Como consecuencia de la situación socio-política del momento, los fanáticos cristianos la apresaron en las calles de Alejandría y la despedazaron.

Los libros griegos fueron quemados a millares. El año en que Teodosio prohibió las religiones paganas, los cristianos destruyeron el templo de Serapis, que todavía albergaba la única gran colección de obras griegas. Se estima que fueron destruidos 300.000 manuscritos. Muchos más trabajos escritos en pergamino fueron requisados por los cristianos y usados para sus propios escritos. Años después el emperador romano de Oriente, Justiniano, cerró todas las escuelas griegas de filosofía, incluida la Academia de Platón. Muchos sabios griegos abandonaron el país y algunos se asentaron en Persia.

El último suspiro para Alejandría fue la conquista de Egipto por los rebeldes mahometanos el año 640 d.C. Los libros que todavía quedaban fueron destruidos basándose en la proclama dada por Omar: “Los libros, o bien contienen lo que ya está en el Corán, en cuyo caso no tenemos que leerlos, o bien contienen lo contrario de lo que están en el Corán, en cuyo caso no debemos leerlos”.

Se dice a menudo que el hombre propone y Dios dispone, pero según Morris Klein (experto en Historia de la Matemática): “es más acertado decir que los griegos y Dios propusieron y el hombre dispuso”.




Bibliografía





1. Boyer, Carl B.:"Historia de la matemática". Alianza Editorial, S.A., Madrid, 1999.

2. HEATH, T.L.: "A Manual of Greek Mathematics". Courier Dover Publications. 2003.

3. Klein, Carl B.:"El pensamiento matemático de la Antgüedad a nuestros días", vol I. Alianza Editorial, S.A., Madrid, 1992.




4. MacTutor History of Mathematics archive: "History Topics: Index of Ancient Greek mathematics" (página web en inglés).



Mª del Carmen Torres Alonso





Profesora Dpto. de Matemáticas

No hay comentarios: