martes, 25 de octubre de 2011

Babilonia: una de las ciudades más famosas de la Antigüedad

Babilonia fue considerada durante mucho tiempo como la “capital de Oriente” una de las más célebres ciudades de la antigüedad. Situada en Mesopotamia, esa región entre los ríos Tigris y Eúfrates en la actual Irak y famosa por poseer los “Jardines Colgantes” una de las siete maravillas de la antigüedad.
Las ruinas arqueológicas de Babilonia, descubiertas a principios del S. XX por el arqueólogo y arquitecto alemán, Robert Koldewey, se encuentran a 88 kilómetros al sur de Bagdad, la actual capital de Irak, exactamente al borde del antiguo cauce del río Éufrates.
En lengua sumeria se llamó Bab-Ilim y en lengua acádica Bab-Il o Bab-Ilu, que significa ‘Puerta de los Dioses’. Este nombre resulta curioso si tenemos en cuenta que aparece citada en la Biblia como el lugar donde se situaba la mítica “Torre de Babel”, donde Dios confundió las lenguas, y en el Corán se dice que “se llamó Babel porque Dios perturbó la lengua de sus gentes, a las que diseminó lejos de allí” (en árabe ‘balbala).
Pero independientemente de su nombre, Babilonia es famosa por habernos proporcionado las primeras leyes escritas de la humanidad y porque fueron los primeros en descubrir las bases de la astronomía y de las matemáticas. Descubrieron y predijeron eclipses, dividieron el año en 365 días, los días en 24 horas, las horas en 60 minutos y estos en 60 segundos. En sus puertas murió Alejandro Magno y de ella hablaron con admiración el historiador griego Heródoto y el filósofo Aristóteles, alabando su grandeza y amplitud.
También tiene su propia “leyenda negra” y muchas veces se la cita en la Biblia como la ciudad donde se daban todos los vicios y se cometían todos los pecados, contraponiéndola a la ciudad de Dios que era Jerusalem…
Pero ¿Qué sabemos hoy de Babilonia?....
Nació como aldea en los últimos años del tercer milenio antes de Cristo, cerca de la ciudad sagrada de Kish. La historia cuenta que los amoritas, pueblo semítico, conquistaron Babilonia a principios del segundo milenio antes de Cristo y fundaron la primera dinastía babilónica. Su rey más conocido, Hammurabi, que vivió hacia el 1.750 a. C, logró unificar bajo su mando toda Mesopotamia, con Babilonia como capital, transformándose entonces en una ciudad que floreció durante 15 siglos. Hammurabi nos dejó el primer código (1ª foto de este post) de leyes escritas en la famosa “Estela de Hammurabi” que se encuentra hoy en el Museo del Louvre, una columna donde están escritas en cuneiforme las primeras leyes de las que tenemos noticias. Son leyes duras conocidas, a veces, como la “Ley del Talión”: “ojo por ojo y diente por diente” y en muchos casos la pena era la muerte; pero en ellas también se reconocía una cierta igualdad hombre-mujer y el divorcio.
Después de Hammurabi pronto llegaron otras invasiones la de los hititas, los asirios y los caldeos quienes devolvieron a Babilonia su antiguo esplendor, sobre todo bajo Nabucodonosor II a finales del S. VII a. C. La ciudad se amplía a la otra orilla del Eúfrates y se embellece, llegando a tener medio millón de habitantes. De esta época data su maravillosa Puerta de Isthar donde comenzaba la vía procesional que llegaba hasta el “Templo del año Nuevo”. Esta puerta, descubierta en 1902 por el alemán Robert Koldewey, se encuentra hoy en el Museo de Pérgamo en Berlín y es espectacular, tiene 14 m de altura por 10 de ancho y está decorada con cerámica vidriada azul y relieves en amarillo de seres mitológicos que protegerían la ciudad. Nada mejor que ver una imagen para darse cuenta de su belleza. (Por cierto os ofrezco una foto mía delante delante de este monumento en el citado museo berlinés).






Pero, tal vez, lo que dio más fama a Babilonia fueron sus famosos “Jardines Colgantes”, que son difíciles de rastrear en una excavación y plantean aún muchos interrogantes. Según una leyenda, los jardines habrían sido construidos en el siglo XI a. C, cuando reinaba en Babilonia Shammuramat, llamada Semíramis por los griegos, una reina valiente que conquistó la India y Egipto, pero que no resistió que su hijo y sucesor conspirara para derrotarla, y terminó suicidándose. Pero, otra tradición dice que fueron construidos hacia el año 600 a. C. también por Nabucodonosor II, rey de los caldeos, quién quiso hacer a su esposa Amytis, hija del rey de los medos, un regalo que demostrara su amor por ella y le recordara las hermosas montañas de su florida tierra, tan diferentes de las grandes llanuras de Babilonia. Los jardines se encontraban al lado del palacio real y estarían formados por una serie de terrazas escalonadas hacia el río con gran vegetación, fuentes y cascadas. Tras el fin del Imperio Neobabilónico, Babilonia entró progresivamente en decadencia y con ella sus jardines, en el S. IV a. C cuando llegó Alejandro Magno ya estaban en ruinas y totalmente abandonados. Este abandono es similar al producido en el propio yacimiento arqueológico de la antigua Babilonia, declarado Patrimonio de la Humanidad y sacado de la lista por la UNESCO en 2003 tras las destrucciones provocadas por la Guerra del Golfo. Como siempre la guerra y la barbarie pueden acabar en un momento con parte de una ciudad que tiene una historia de más de 1.500 años. Luchemos por conservar lo que queda de esta ciudad para que siga siendo patrimonio de todos.



Elena Toribio

Fuentes:
Turismo Islámico – Número 31 – Septiembre-Octubre de 2007 Para más información, visite nuestra página web: http://www.islamictourism.com/ ;http://www.wikipedia.org/

No hay comentarios: