lunes, 25 de abril de 2011

"LOS SONIDOS DE LA MAÑANA".Programa dedicado al Clasicismo y a W.A.MOZART (3ª Parte)



WOLFANG AMADEUS MOZART (III PARTE)





Hacia el final de la década de 1780, la situación económica de Mozart empeoró. Alrededor de 1786 dejó de aparecer frecuentemente en conciertos públicos, por lo que sus ingresos se redujeron. Esa época fue de grandes dificultades para todos los músicos de Viena a causa de la guerra entre Austria y Turquía. La ciudad de Viena iría perdiendo el interés musical por Mozart debido al advenimiento de otros pianistas con una técnica mucho más efectista, como el caso de Muzio Clementi, entre otros artistas que surgen en estos años.




Sus Academias o Conciertos por suscripción, que habían sido en su estancia en Viena una de las mejores fuentes de ingreso, comenzaron a perder audiencia, por lo que ya no le reportaban beneficios económicos. A mediados de 1788, Mozart y su familia se trasladaron desde el centro de Viena a un alojamiento más barato en el barrio periférico de Alsergrund. Nuestro músico comenzó a pedir prestado dinero, cada vez con más frecuencia. Aproximadamente en esa época, Mozart realizó una serie de largos viajes con la esperanza de incrementar sus ingresos a Leipzig, Dresde, Francfort y Mannheim. Estos viajes sólo produjeron éxitos aislados y no solucionaron los sufrimientos económicos de la familia. El último año de vida de Mozart, 1791, fue, hasta su enfermedad final, un tiempo de gran productividad y en cierto sentido, un tiempo de recuperación personal. La situación financiera de Mozart, una fuente de ansiedad extrema en 1790, finalmente comenzó a mejorar, ya que, aparecieron patrocinadores ricos en Hungría y Ámsterdam prometiendo anualidades a Mozart a cambio de composiciones ocasionales. Probablemente también se benefició de la venta de música de baile compuesta en su papel como compositor de cámara imperial. Mozart no volvió a pedir dinero prestado y empezó a hacer frente al pago de sus deudas.

La salud del compositor empezó a declinar y su concentración disminuía. Mozart se sintió enfermo durante su estancia en Praga el 6 de septiembre durante el estreno de su ópera “La Clemenza di Tito” (KV. 621), compuesta en ese año como un encargo para los festejos de la coronación de Leopoldo II como emperador. La obra fue acogida con frialdad por el público. Al regresar a Viena, Mozart se puso a trabajar en el Requiem. El 20 de noviembre la enfermedad se intensificó y cayó postrado en cama, sufriendo hinchazón, dolores y vómitos. Nuestro músico recibió los cuidados de su esposa Constanze y su hermana menor Sophie durante su enfermedad. Como cuenta el médico personal, el doctor Nicolaus Closset, que lo atendió en sus últimos días, estuvo mentalmente ocupado en la finalización de su Requiem. Sin embargo, las evidencias de que realmente dictara pasajes a su discípulo Franz Süssmayr son muy remotas. A las doce y cincuenta y cinco minutos de la madrugada, Mozart falleció en Viena a la edad de 35 años. Su funeral tuvo lugar en la Catedral de San Esteban. Fue amortajado según el ritual masónico (manto negro con capucha). El entierro de Mozart fue de tercera categoría, con un coste de ocho florines, donde recibió sepultura en el cementerio de St Marx de Viena.



La obra que os traemos hoy es la misa de “Requiem”, KV. 626.

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